Nada nuevo bajo el sol, es como debiera titular este
comentario. Sucede que Sasha Grey nos entrega una novela formalmente bien
escrita y bastante ágil y fácil de leer. El asunto es que me costó concentrarme
en ella. Pero como tengo espíritu felino y me encantan las madejas, y pienso
mejor frente al teclado, es ahora que estoy escribiendo este artículo que caigo
en la cuenta del por qué mi distracción y logro desenredar este ovillo.
Como suele suceder, narcisismo mediante, cuando nos “empoderamos” de la más mínima
parcela de poder o conocimiento tendemos a la descalificación de los pares,
cayendo en ese juego mediocre de la crítica por envidia. En ese estado uno se
distrae con facilidad de lo central. Este fue el caso en mi lectura de La
Sociedad Juliette, novela que adquirí hace pocos días. El punto es que la misma
Sasha contestó la pregunta que me distrajo durante 299 páginas, precisamente en
la última de ellas, en los agradecimientos. La pregunta es cómo
(prejuiciosamente, lo reconozco) está pornostar retirada, joven y alocada,
logra escribir esta novela o en su defecto quién la escribió para ella, aprovechándose
de su personaje. Dicho sea de paso lo de escribir para alguien es más antiguo
que el hilo negro, si no recuerden el Heptamerón de Margarita.
Definitivamente Sasha Gray no lo hace tan mal como escritora
de bestseller. Es evidente que aprovecha su expertiz sexual, pornográfica y
erótica, para plasmar una historia plagada de sexo relativamente alternativo. Los
tríos, el sexo grupal, el bondage todo tratado superficialmente, como el lente
de una triple xxx, sin profundidad, sin explicaciones, sin un desarrollo que
supere el tratar de hacernos creer que una mujer normal se van erotizando y
transformando en perversa como un elástico que se estira cada vez más, cuando
en realidad la fuente del sadomasoquismo o de cualquier parafilia es la
resultante de procesos internos mucho más complejos y que están siempre mejor
retratados por otros. Les pongo un solo ejemplo, cinéfilo para parafrasear a la
misma Sasha Grey, El imperio de los sentidos.
Pero en fin, hasta ahí da lo mismo, porque darle un poco más
de argumento a una de las triple x, como las que ella misma filmó alguna vez,
era lo que me hubiera esperado. Y ciertamente a ratos es así.
Sin embargo, Sasha o quien sea que la ayudó, logra
distraerlo a uno de sus cabos sueltos con algunas características del
personaje, estudiante de cine, y con su bagaje al respecto. Logra atontarnos
con sus comparaciones con varias historia o argumentos de Hollywood, para
aspectar un desarrollo argumental fílmico en su propia novela. Pero la verdad
es que no había nada nuevo bajo el sol.
Si revisan algunos de nuestros artículos de historia del
blog, están allí todas las respuestas. Su título alude a Juliette, personaje de
Sade, hermosa joven que decidió comenzar a trabajar en un burdel y se adaptó
fácilmente al camino del vicio, la depravación y el dinero, en contraste con
Justine su hermana, quien intenta infructuosamente ser virtuosa. En esto se
resume el pensamiento de Sade respecto a la virtud versus la lujuria, como
medios de vida. Y por supuesto un remedo, también superficial, intenta hacer
Grey en su novela, que impone un final moralista, a una historia tan poco
lograda y menos verosímil de lo que se pretende anunciar.
Están estos elementos presentes también en la literatura de
Angela Carter, quien es una de las aludidas en los agradecimientos finales de
Sasha, y que ciertamente debe haber leído. Y sorprendentemente, también, uno de
los autores libertinos que mencionamos en el último articulo de historia: Jean
Baptiste de Boyer es mencionado por
ella. Este es el autor de Teresa la Filósofa, novela que conserva este molde tantas
veces repetido en la literatura erótica, el de la novela didáctica en que una
mujer experimentada enseña sus artes a la inexperta, en este caso en el contexto
de la ayuda de algún sádico o maestro, como en Teresa. Si para de Boyer el
sádico era un clérigo, actualizado por Grey es un político (el poder cambia de
dueños, no de modus operandi).
En resumen, como pueden ver, nada novedoso, incluso en el
contexto de popurrí que requiere un best-seller para ser exitoso en ventas,
agregar una pizca de novela rosa para salvar a la personaje a través de un amor
“para toda la vida”, tenía que estar presente.
Por supuesto, imaginarse a Catherine con el cuerpo de Sasha Grey,
moviéndose como ella y follando como en sus películas puede ayudar a no dejar
la novela en las primera cien páginas.